Todos conocemos ampliamente las propiedades de la avena. Pero sin duda, el agua de avena puede ser una de las mejores alternativas si somos intolerantes a la lactosa, somos veganos o tenemos eczema. Además, el agua de avena sirve para adelgazar, por eso hoy les daremos algunas recetas útiles para hacer preparar de avena y aprovechar todos sus beneficios.
Agua de avena para adelgazar
El agua de avena tiene una textura cremosa, ligera y su sabor es neutro. Tiene gran cantidad de fibra que mejorará nuestra salud digestiva, de forma que nos será más fácil adelgazar.
Su bajo contenido en grasas y azúcares nos proporcionará una menor ingesta adecuada de calorías diarias, factor fundamental a la hora de perder peso.
En general, las dietas nos hacen pasar hambre, sin embargo, el agua de avena nos brinda una sensación de saciedad durante más horas, al tiempo que es un gran alimento: nos dará la cantidad de proteínas necesarias para tener energía durante todo el día.
Además, si estamos también algo elevados de colesterol, el agua de avena nos ayudará a reducirlo.
El agua de avena podemos acompañarla de otros alimentos con grandes propiedades, que no están prohibidos en las dietas: coco rallado, banana o fresas, canela, clavo, cardamomo o vainilla.
Recetas de agua de avena
El agua de avena se puede utilizar para beberla en el desayuno, aunque también para hacer comidas como galletas, batidos, salsas light o sopas.
Ingredientes:
Para esta receta necesitaremos:
- 3 tazas de agua
- 1 taza de copos de avena
- 4 cucharaditas de miso de cebada -podemos omitirla si somos alérgicos-.
Preparación:
Hervimos el agua y la sacaremos del fuego. Añadiremos los copos de avena y los dejaremos en remojo entre 15 y 30 minutos. Se le agrega la cebada y se mezclan los ingredientes.
Esta es otra receta, pero esta vez se debe cocinar la avena, por lo que necesitaremos:
Ingredientes:
- 1 taza de avena natural
- 5 tazas de agua
- 2 cucharadas de miso
Preparación:
En una olla se pondrán las tazas de agua a hervir, se agregará la avena y se cocinará diez minutos. Sacaremos la olla del fuego y dejaremos que se enfríe a temperatura ambiente. Agregaremos el miso y revolveremos. Cubrimos la mezcla durante toda la noche. A la mañana, se licúa todo y se sirve preferentemente frío.